SMP
  Oraciones 2
 

DEL BAÑO. 
¡Qué padre Señor!, después de un día de trabajo, tensión, calor, ir al río y jugar, relajarnos, refrescarnos.  Gracias, Señor, por este agua que corre limpia, por este agua que empapa la tierra, por este agua que refresca el ambiente.  Señor, gracias por ser Tú la corriente que purifica mi alma,  limpia mi corazón, derrama mi amor.  Gracias por empaparme de tu ardor. 
Gracias, Señor. 

DE LA TIENDA DE CAMPAÑA. 
Señor, aquí estamos apretados unos contra otros, compartiendo techo, suelo, 
aire, sueño... fuera: la lluvia. 
Gracias, Señor, por ser nuestro refugio, por ser nuestro techo, 
suelo, aire, sueño... nuestro sol: dentro. 
Señor, gracias por cubrirnos con tu palma, sostenernos con tu aliento, 
saciarnos con tu alimento, cuidarnos con tus desvelos. 
Gracias, Señor. 

DE LAS CANCIONES. 
¡ Llevo en la mente, durante todo el día, esta canción que habla de ti, Señor ! 
La cantamos la otra noche entre otras muchas, y ahora sólo me viene ésta. 
Gracias, Señor, por la gracia que es el cantarte, uniendo en una sola, nuestras voces; en uno sólo, nuestros corazones. 
Gracias por unirte a nosotros en la alegría; por escuchar con gozo nuestro cantar. 
Gracias, Señor, por convertir nuestro canto en una humilde alabanza. 
Gracias, Señor. 

A LOS JEFES. 
La verdad, Señor, es que he llegado a apreciarlos, y ellos a mí también, estoy seguro. 
Tienen tanta o más ilusión que nosotros en que todo salga adelante y bien; atentos a todo y a todos; siempre ahí en lo triste, y también en lo más divertido. 
Gracias, Señor, por estos jefes: por su esfuerzo, tiempo, ánimo, amistad, cariño... 
Gracias por darnos todo lo que llevan en su corazón. 
Gracias, Señor. 

DE LOS JUEGOS. 
¡ Nos lo hemos pasado bomba jugando, Señor ! 
Hacía tiempo que no jugábamos a estas cosas y nos hemos reído como críos. 
Gracias, Señor, por concedernos aún la alegría de los pequeños, por regalarnos 
la sonrisa de los niños. 
Gracias por compartir nuestros juegos, reír con nuestras risas, 
gozar con nuestra inocencia. 
Señor, gracias por haberte hecho niño. 
Gracias, Señor. 

DEL CLIMA CÁLIDO. 
¡ Que calor más insoportable, Señor, es angustioso el sudor cayendo por la frente. ! 
Gracias, Señor, por este sol, tan necesario para la tierra y para los hombres. 
Gracias por refrescar nuestros sudores aliviando nuestras angustias, enfriando nuestros ardores, soportando nuestros dolores. 
Señor, gracias por acogernos pecadores. 
Gracias, Señor. 

DEL TOQUE DE DIANA. 
Ya tocan, Señor, para un nuevo día; ¿qué nos traerá? 
Anoche me acosté pensando en ti, y hoy me levanto esperando no olvidarte un instante, sabiéndote a mi lado en todo momento, compartiendo cada segundo. 
Gracias, Señor, por el regalo de este nuevo día; por esta nueva ocasión 
de estar en tu compañía. 
Gracias porque esta noche podré decirte: Gracias, Señor, por este día. 

DEL UNIFORME. 
La verdad, Señor, es que el uniforme no me gusta demasiado. 
Sin embargo, es verdad que nos identifica y nos hace iguales, sin diferencias 
culturales, económicas, sociales. 
Gracias, Señor porque Tú nos quieres a todos por igual, a cada uno por lo que es. 
Señor, gracias porque cada uno es único para ti, porque cada uno es amado por ti. 
Gracias, Señor. 

DE LAS CEREMONIAS. 
Señor, ya se han acabado las ceremonias; no sé cuantas veces habré escuchado: 
"...y con la ayuda de Dios..." 
Gracias, Señor, porque sin tu ayuda, ¿qué haríamos? 
Gracias por tantos ejemplos recibidos, por tantos modelos presentados de tu ayuda, 
de tu amistad, de tu amor. 
Señor, gracias por ser Tú, mi ejemplo; por ser Tú, mi modelo. 
Gracias, Señor. 

DEL FUEGO DE CAMPAMENTO. 
Ya está todo preparado, Señor: el gran fuego encendido, la gente impaciente, 
los nervios...  No sé si será mejor que el del pasado año, pero siempre hay algo que merece la pena.  Gracias, Señor, porque importa la ilusión puesta, el trabajo realizado, la imaginación desbordada.  Gracias porque descubrimos nuevas facetas, porque desarrollamos nuevos dones.  Señor, gracias por esta gracia que es hacer felices a los hermanos. 
Gracias, Señor. 

DE LAS GUARDIA NOCTURNAS. 
Señor, aquí estamos, solos, en medio de la noche guardando el campamento, a cada uno de los que aquí están.  Es un buen momento para charlar contigo, porque, y a nosotros, ¿quién nos guarda?  Gracias, Señor, por velar por nosotros, por acompañarnos en nuestra misión. 
Señor, gracias por darnos la oportunidad de proteger, vigilar, cuidar a nuestros hermanos. 
Gracias por proteger, cuidar Tú de nosotros. 
Gracias, Señor. 

DE LOS PASES. 
Señor, esta noche cambio de unidad, y ahora los recuerdos se agolpan en mi memoria. 
Todo este tiempo juntos, lleno de aventuras increíbles, buenos momentos, situaciones límites, alegrías inmensas... 
Gracias, Señor, por todo ello, ¡ por todos ellos ! 
Ahora me doy cuenta, que Tú has estado siempre a nuestro lado, que Tú has sido quien ha hecho de todo este tiempo un tiempo inolvidable. 
Gracias, Señor. 

DE LA  PATRULLA EN SERVICIO. 
Me tenía que tocar a mí, ¿no podía haber sido otro, Señor? 
La verdad es que pasaremos casi todos, así que no tengo de qué quejarme. 
Gracias, Señor, porque es una forma sencilla para servir; cansada para que otros descansen; sacrificada para que otros disfruten. 
Gracias porque Tú hiciste lo mismo: servir sin ser servido. 
Gracias, Señor. 

DESPEDIDA. 
Ya ha llegado el momento de volver a casa, Señor; todo está recogido, el campamento está limpio y todos dispuestos a partir.  Pero antes, la canción de la despedida: unidas las manos, brazos y piernas entrelazadas, un círculo cerrado y una única voz.  Gracias, Señor, por cada instante vivido, por cada persona conocida, por cada amistad nacida, por cada momento compartido.  Gracias por esta aventura que ha sido vivir contigo, que es seguir viviendo unidos, nosotros y Tú. 
Gracias, Señor.

ANTERIOR 1 2 3

 

 
  Visitantes 22187 visitantes¡Aqui en esta página!  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis